Según fuentes, la «llamada al rezo» se pudo oír hasta en cinco municipios cercanos.
Ayer por la mañana, en la playa de Porto Cristo, un pueblo costero de la isla de Mallorca, Antonio Vargas, un vendedor de fruta, se dirigió a este pequeño pueblo para comenzar su jornada laboral, a modo de reclamo empezó a vocear las diferentes variedades de fruta fresca que ofertaba, con un estilo musical entre «Ragamuffin» y «Rap moruno «, así afirma el vendedor que logra atraer a los turistas que están disfrutando de sus vacaciones.
«Melona, melona, melona, melona, melona, vasa melonaaaaaaaaaaaaaa!», de esta manera dice Antonio que empieza a calentar la voz nada más llegar a la playa.
El vendedor asegura que «cuando se me calienta la voz» las ventas aumentan un 50%. Algunos vecinos de Porto Cristo que afirman conocer a Antonio afirman que de joven era «cantaor» en Sevilla.
«Cocomelonapainapooooooooooooo!»
«Melona, melona, cocoooooooooooo!
«Vasa melonaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Los testigos afirman que cuando Antonio empezó a «sentirse cómodo» deleito a los allí presentes con una demostración espectacular de «cante jondo con pinceladas morunas», la afinación fue impecable, control total de la voz, incluso cargando con tres sandias, cinco piñas, cuatro melones y nueve cocos, se podía oír la voz retumbar «por todas partes», un hombre de Tanger que estaba de vacaciones con su familia fue la primera persona que acudió al rezo justo al lado de donde estaba vendiendo fruta Antonio, los cánticos comenzaron a atraer a una gran cantidad de musulmanes que desde la distancia oían lo que parecía una «llamada al rezo».
«Vaaaaya caló!»
«Vitaminaaaaaaaaaaaaamelón!»
«Melonaaaaaaa ven pa ca guapa!
«Vitamina, vitamina, cocoooooo!
«Cocomelonapainapoooooooooo!», seguía voceando el frutero a lo largo de la playa.
La playa de Porto Cristo tiene un acantilado de piedra que corona la bonita playa, este hecho y la geomorfología de su puerto amplificaron la voz del frutero que pudo ser oída a más de quince kilometros de distancia, según las autoridades locales, los cánticos de Antonio se llegaron a oír en diversos pueblos cercanos como Cala Millor, Son Servera, S'Illot, Sa coma y Manacor, esta ultima localidad con una gran presencia marroquí fue un punto importante de peregrinación musulmana que confundida por «la llamada al rezo» acudió a la playa para cumplir con sus obligaciones religiosas.
A media tarde, Antonio había hecho «el Agosto» y unos 650 musulmanes le acompañaban «religiosamente» durante su jornada laboral, después de vender en fruta el equivalente a tres días de trabajo, el frutero abandono la playa entre aplausos y bendiciones de la comunidad musulmana que le coreaba al grito de «Antonio también es grande!».