«Este trabajo nunca me ha olido bien» afirma el despedido.
A primera hora de la mañana, el empleado de una «EDAR» (Estación de depuración de aguas residuales), también conocida como depuradora, ha sido despedido fulminantemente y sin previo aviso por la empresa concesionaria, la empresa justifica el despido alegando que «el empleado había comentado a ciertas personas que es un trabajo de mierda».
«¿Lo es, o no?… pues eso es lo que yo digo» declara el trabajador despedido.
La empresa cree que decir «es un trabajo de mierda» puede dañar la imagen de la empresa, por esta razón ha decidido despedir fulminantemente al empleado. «¿La verdad?… es un trabajo de mierda pero no se puede banalizar un tema tan importante y delicado» comenta Ana, la administradora de la empresa y máxima responsable de «toda esa mierda».
«Me han dicho que me vaya a la mier…, yo les he contestado que allí trabajaba, gracias» afirma el despedido.
El trabajador manifiesta al respecto del despido que «no me esperaba este marrón solo por decir la verdad», también insiste en asegurar que «realmente es una caca, y si alguien lo duda que vaya a la depuradora y lo compruebe con sus propias narices».