La cría de cenutrios en cautividad asegura una calidad superior y un abastecimiento suficiente incluso para su exportación a otros países.
La cría del cenutrio en granjas va camino de convertirse en un negocio más que rentable en España. Solo en 2017 se abrieron 125 granjas de cenutrios, una cifra impensable hace unos años dado que hasta hace relativamente poco tiempo los cenutrios se criaban solos y se alimentaban básicamente de memeces y alguna que otra sandez presentes en su entorno natural.
Una alimentación más que suficiente para llegar a la edad adulta, donde el cenutrio brilla con todo su esplendor y hace gala de su ansiado aprendizaje de necedad y fruslería. «El cenutrio salvaje no tiene nada que envidiarle a uno de granja», comenta Julio Ameno, propietario de una de las primeras granjas de cenutrios de nuestro país.
«El cenutrio de granja es más bobo que uno salvaje pero su simpleza es lo que le da su característico sabor a memez incomparable», afirman desde la Asociación de Criadores de Cenutrios en Cautividad (ACCC).
Cada espécimen es seleccionado rigurosamente antes de ser considerado un «cenutrio de calidad» y ser puesto en el mercado. Muchos ejemplares nunca llegarán a ser cenutrios adultos dada su baja adaptación a otros cenutrios de su misma especie criados en cautividad.
«Los ejemplares que no llegan a ser considerados ni papanatas en el proceso de cría son descartados y se prescinde de su posterior engorde al no asegurar un cenutrio de calidad», comenta Antonio Pujalte, director de una de las granjas de cenutrios más importantes de España.
España se podría convertir en uno de los principales países productores de cenutrios en cautividad de todo el mundo. Las granjas de cenutrios aportan a cada ejemplar una alimentación adecuada a base de alcornoques, mentecatos y babiecas de alta calidad. El cuidado y seguimiento personalizado de cada ejemplar de cenutrio asegura una calidad muy superior a los cenutrios criados en libertad y que solo se alimentan con estulticias y bobadas sin procesar.
