«No estaba dando buen ejemplo y los alumnos lo sabían » afirman desde el Instituto.
Un profesor de tecnología del Instituto Sant Andreu de Barcelona ha sido despedido por la dirección del centro por «tener un móvil de mierda» y supuestamente, odiar la tecnología en general. Tras recibir diversas quejas de varios alumnos y profesores, la dirección del centro ha decidido apartar al profesor de su cargo y abrir una investigación al respecto dada la gravedad de los hechos. Ignacio Garrúl Rave, natural de Valencia, llevaba media vida dando clases de tecnología sin que nadie se hubiera percatado de que realmente odiaba la tecnología hasta tal punto de que ni siquiera en la actualidad utilizaba un simple smartphone de última generación. «Tenía un móvil baratero para no levantar sospechas», apuntan desde el centro.
«Dábamos clase en el mismo instituto y no lo vi tocar nada que contuviera tecnología en años. Todo lo escribía a mano…Era raro», afirma Natalia, profesora de Ciencias, impartió clases en el mismo instituto que Ignacio durante años.
Los propios alumnos de Nacho, así le conocían en su ámbito más cercano, fueron los primeros en dar la voz de alarma a la dirección, según las declaraciones de algunos alumnos «se alteraba mucho con todo lo que tuviera que ver con las nuevas tecnologías, no quería de máquina ni el café».
«Nunca tuvo coche, decía que contenía demasiada tecnología y que prefería la bici», comenta Oscar, profesor de primaria en Barcelona y amigo cercano de Nacho. «Todavía no me lo creo», declaraba muy afectado al conocer la noticia.
«Con un móvil así de caca solo era cuestión de tiempo de que se descubriera el pastel», afirma Marc Butifar, director del Instituto donde actualmente impartía clases de tecnología Ignacio Garrúl.
«Es contradictorio que un profesor de tecnología tenga un móvil de mierda», apuntaba.
Nunca llegó a ver con buenos ojos a Nacho, según cuenta el propio Marc, «noté algo raro en él después de que declinara la invitación a una actividad lúdica de todo el profesorado en un ‘Laser Tag’, incluso ese día nadie sospechó su animadversión por la tecnología. Yo sí me cosqué».
«Un día recuerdo que íbamos a ir a pasarlo bien a un karaoke y puso todas las excusas posibles para evitar ir, al final estuvo toda la noche cantando «a capella» y haciendo versiones en las fiestas de Albacete… Ese día se le vio el plumero, yo nunca comenté nada en público pero me pareció muy extraño», comenta Sergi, un antiguo compañero de trabajo de Nacho en la época donde se pagaba los estudios importando datos aleatorios en los servidores de Wikipedia.